
He decidido habitar esta finísima linea de aire y sosiego. Atiendo sólo a una modesta alegría y a la dignidad del que ya sabe nada de todo. Los rincones no aplauden el poso nada amargo de mi última tristeza, sólo ellos la conocen. No sé si miro la lluvia o ella me mira a mi en este torrente que a veces me visita. Soy yo en construcción.
1 comentario:
Glosas del almendro y ésta sumamente bellas.
Escribe Ud. muy bien, señora.
Un beso,querida ägueda.
Máximo
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