
Desde esta luz
Me arrastra el viento. Mi espalda adopta la postura de la garza. Hay gentes que me hablan de acantilados, desde donde no sería difícil iniciar el vuelo. La arena azota mi piel blanca: no puedo contener esta alegría. !Cuánta sal hay en mi lengua! Aquí tranquila reposada y libre, me vuelvo gota.
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